Leche de fórmula
Según la edad y necesidades concretas, hay diferentes tipos de leche de fórmula: de inicio, de continuación y de crecimiento. Cada una contiene los elementos adecuados, y en las cantidades necesarias, para cada etapa.
Además de estos tipos de leche, también hay las que se denominan leches funcionales, para solucionar problemas concretos como cólicos o estreñimiento, o especiales para alergia alimentaria o trastornos digestivos, como diarreas agudas o regurgitaciones.
Se elaboran a partir de leche de vaca, alterando su composición de hidratos de carbono, sales minerales y añadiendo calcio, fósforo, vitamina D y hierro. Además, se agregan ácidos grasos, fundamentales para el desarrollo del sistema nervioso, la agudeza visual y el olfato del bebé.
Papillas
En el caso de las papillas, también hay toda una gama de productos alimentarios, adaptados a las diferentes edades y necesidades concretas.
Cereales sin gluten, indicadas para la introducción de los cereales
Con gluten para bebés a partir de los 6 meses, gran variedad de ingredientes a elegir
Para bebés a partir de 12 meses, 8 cereales con cacao y galletas, cereales con copos
Efecto Bífidus indicadas para regular el tránsito intestinal, avena y cereales integrales
De apoyo en casos de diarrea o gastroenteritis, crema de arroz y zanahoria
Tarritos preparados
Al igual que la leche y las papillas, los tarritos preparados tienen una amplia gama de productos adaptados a las diferentes edades y necesidades concretas.
El proceso de cada receta tiene unos tiempos de cocción y controles para cada ingrediente, para que no pierda las propiedades nutricionales que aporta cada alimento.
Desde los 4 meses y hasta los 8 meses en adelante hay un amplio abanico de opciones con carne, frutas, verduras y pescado. Además de variantes específicas para postre o cena, para elegir en cada momento el que más conviene.
Consejos Biberón
Limpieza
El biberón y las tetinas nuevas deben limpiarse siempre antes de su uso.
Tras cada uso, es aconsejable esterilizar la tetina, la rosca, el tapón y el biberón preferentemente al vapor o en agua hirviendo (método térmico) o a base de comprimidos (método químico).
Después de su uso, hay que limpiar bien con una escobilla el biberón, la rosca y la tetina para eliminar cualquier resto de leche.
Antes de preparar un biberón, lávate bien las manos y sitúate en un lugar limpio. Lo mejor es dedicar un rincón de la cocina a la preparación de biberones. De esta manera, no lo contaminarás con otros alimentos corrientes (pollo, huevos...).
Si utilizas leche infantil en polvo, mantén siempre la dosis en su envase original para evitar que se moje o manche.
¿Qué tipo de agua utilizar?
Agua embotellada de mineralización débil. La etiqueta debe incluir la mención "adecuada para la alimentación de lactantes".
Una vez abierta la botella:
Consérvala alejada de la luz y el calor durante un máximo de 24 horas.
Resérvala para el bebé (sobre todo, no bebas directamente de la botella)
Temperatura
La temperatura del biberón es muy personal. Cada bebé tiene sus preferencias. Mientras algunos prefieren tomarlo a temperatura ambiente o apenas tibio, a otros les gusta más caliente.
La leche materna tiene una temperatura constante de unos 32 grados, por eso debes procurar que el biberón no exceda de los 35 ó 36 grados. Si estuviera más caliente, lo más probable es que el bebé lo rechace.
En cualquier caso comprueba siempre la temperatura sobre el dorso de la mano.
Dosificación y preparación
La cantidad del biberón del bebé varía según el peso del niño y su apetito. Si tienes dudas, pide consejo a tu pediatra.
Como norma general, 1 dosis rasa de leche infantil en polvo por cada 30 ml de agua.
Por ejemplo un biberón de 180 ml se prepararía con 6 cucharadas rasas de leche infantil en polvo.
Primero vierte el agua con la temperatura deseada y, a continuación, la leche en polvo. Cierra el biberón y agítalo bien con las manos para que el líquido quede homogéneo.
¿Puedo conservar un biberón dejado a medias?
¡No, nunca! De esta manera, proliferarían las bacterias y el niño correría un riesgo sanitario. Por norma, prepara los biberones cuando se lo vayas a dar al bebé y tira sistemáticamente los restos de cada biberón.